Maquina de escribir


Bueno aquí yace la misma vieja historia,
mi corazón sangrando por tus inexplorados bosques,
aquí sentado frente a mi maquina de escribir,
con la sangre rebosante de alcohol y penas diarias,
es el precio de la libertad,
ver volar mariposas me hace el hombre más solo de la isla,
todo es perfecto a mi alrededor y sin embargo mis alas como mis barbas crecen sin cesar,
añoranzas del viento sobre mi ventana,
mis cabellos peinándose por los más de 100 kilómetros por hora de mi convertible,
al final voy entendiendo que mi cuadro en construcción son de cuervos tristes cantando odas de infelicidad y desdicha,
y la oropendola negándome mi libertad,
sentado en el recuerdo de un beso y una conversación feliz,
ya lo había leído y escuchado antes, "sería una estúpida si te dejo ir" y sin embargo mi alma yace abandonada,
mientras sus pieles van construyendo una felicidad promiscua, precoz, vacía y destructiva...
son los años de tanta espera,
es el tiempo ingrato de mi alegría,
y una y otra vez caigo en la red,
dejándome atrapar y envolviéndome en la telaraña del deseo y la perversión...
en tu piel, en tus labios, en tu cabello, en tu mirada y en tus manos encontré en cambio una luz para salir de este largo y angosto túnel,
mil veces me aceptaste para luego  mil veces derrumbarme,
mil veces escuchando tu vieja historia,
 yo como jilguero intentando encontrar en nuestra gente algún sentido para no desfallecer,
ya de nada sirve escribir,
 implorar,
 rogar,
gritar
o golpear,
los peces boca abajo están de tanto barbasco,
todo el blanco se convirtió en un gris huracán,
y esta vil ciudad hablándome otro idioma,
mientras la gente simula perfección en las redes antisociales,
me muestro desnudo y transparente frente a la realidad,
lejos del maquillaje,
lejos del show,
lejos de la inmundicia material,
mi cuerpo cansado de tanto esperar empieza a morir,
es el final tradicional de mis penumbras.

0 comentarios:

Publicar un comentario