Que tiempos, dulces tormentos, vientos fuertes que destrozan cada arteria, esperando el vuelo, sentado ausente en una banca reliquia del terminal antiguo de Quito, son 12 meses de ausencia narcótica, soy un sobreviviente de un ataque endemoniado de tentaciones, que afortunado yo que el diablo están muy lejos de mí, ha sido un año entero para enamorarme de mí, de mis miles imperfecciones, la batería de esa canción causa risa, aunque todo esto es muy serio, las piernas sin responder, la ropa jugandome una mala pasada cada día, el deseo envejecido, mi flor muriéndose en la plenitud, los deseos son el problema del hombre, como no desearte si te amo intensamente, como la primera vez, puede ser que en este punto muchos me crean demente, tal vez lo soy uno tranquilo, uno que deambula con sus pensamientos multicolores, yo voy sin armas más que mi mala fama de escritor.
Aniquilandome por segundo...
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