Exilio

Los lunes son semanas enteras,
La orgásmica noche oscura es mi hábitat habitual,
Ya he perdido tanto luchando en este surco,
Que solo añoro el dulce sueño eterno.

Mis días son permanentes ráfagas y dagas al alma que hoy es un hueco,
Cual gaviota prisionera vuelo en picada y no me mantengo,
Ya he perdido tanto que no aguanto un día más de sacrilegio,
Solo la lluvia y el desvelo,
El viento en mi hamaca y la humedad calma mis tormentos.

Gritos permanentes,
Soles escasos,
Lunas llenas en septiembre,
El vino que no falta,
Los libros que siempre leo.

Mis mil historias en la cabeza,
De una Patria libre que aún queda lejos,
Patria  aprisionada por unos cuantos pendejos.

Jóvenes putrefactos,
El fanatismo vestido de oveja,
Pero también los lobos que andan en silencio.

Las sabanas siempre llenas de espinas,
La almohada que me lleva a mil sueños.

Días de pesadilla,
Entre el infierno y mil desdichas,
La amiga que clavo una daga en mi pecho,
El amigo que mancillo la memoria,
Días de largo desconsuelo.

Exiliado en la misma Patria,
Como Montalvo en su lecho,
Dios sabe cuánto duele no decirlo,
Siento a esta selva y a esta Patria cada día con un pedazo menos.

¿Cuando llegara el día en que recupere su luz en el destello?,
Indicios de una locura sin techo,
Mieles de un dulce que suena triste,
¿Todo ha sido en vano?,
La realidad me dice es un hecho.

Consumadas las teorías,
Todo ha sido por culpa, de mis ideales y anhelos.

Mil veces he pecado,
Mil veces me he caído,
Mil veces me he levantado,
Mil veces he peleado,
Y sin embargo,
¡No he logrado sino un vacío muy profundo en mi pecho!

Don Arcadio



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