Salvaje

 El espíritu no quiso crecer, Peter Pan y el Capitán Sparrow se congelaron a los 20 años...

Se sienten las mismas cosquillas en el alma, por que siguen intactas las ganas de volar entre la corriente del agua de la cascada y aquel árbol de mandarina abandonado que nos lleva a esas puertas antiguas, esas que rechinan por el tiempo. 

El libro siguió escribiéndose en varios capítulos, empezando por disfrutar  como introducción esos tiernos dedos blancos, frágiles de tanto tipear estupideces, pero hermosos al fin, junto a esa música electrónica y esas baladas de los ochenta a todo volumen como fondo. 

Vivíamos entre el humo impulsivo, ese rojo néctar y esa tersa tela diminuta descifrándose entre mis torpes manos, esos dulces derretidos en el paladar y esa montaña verde seca por el sol por ese verano abrasador que permitió que podamos despojarnos de todo lo que nos estorbaba en ese momento en nuestras mentes.

Ella tenía una dulzura peligrosa de esas que terminan frente  a un juez, ella era volátil y en ese intento por curarnos de viejas heridas nos cruzamos, nos enlazamos, nos enroscamos, nos enamoramos, nos destruimos, en una guerra llena de pasión, pero también de disparos criminales.

Ella era salvaje y al mismo tiempo la más delicada flor de un jardín de apariencias, su sonrisa malvada era adictiva, sus caricias endiabladas hablaban un idioma fácil de entender, sus besos eran drogas que te llevaban a mundos de éxtasis sin igual,  en esa lucha llamada amor resistí a pesar del daño provocado porque este corazón se engalanaba como guirnaldas de sus heridas.

Ciclear

 Ya ni siquiera me acuerdo de su nombre, sin embargo ha sido una vuelta al mundo que ha durado varios años..

Aquí sigo, pero ya no ileso, ya no se pudieron esquivar las balas, las esquirlas explotaron en todos los rincones del añejo futuro enguarapado de una caña rellena de recuerdos salvajes, de una primavera llena de sol, de burbujas, de espuma, de perfumes y de sonrisas...muchas sonrisas...

Ya ni siquiera me acuerdo de quién negó mi ego, ni me acuerdo de los cursis versos que un día escribí inspirados en utopías que ni siquiera el viento recibió...

Pero aquí estoy atragantado de ganas...de huidas en falso...de ganas de flotar...de lanzarme sin medida a extraviar mi cordura en la madrugada de las luces artificiales...

Pero solo como siempre...como el espíritu indomable que un día fue en busca de amor y se llevo quebradas infinitas de despojo...pero aquí sigo...con ganas de seguir disparando lejos del objetivo...jugando a ciclear en nubes de algodón.

NUBES DE ALGODÓN...

Que lindo ciclear en nubes de algodón, cubriéndose del sol, con la piel blanca expuesta, con los labios rosas, color que alerta de los peligros que provocan la belleza no solicitada, heredada... cuantas veces soñada, cuantas veces cicleada.

Ella como si no pasara nada deambula por un lado del asfalto rural ingenua como siempre pensando que a su paso nada pasa y sin embargo pasa todo, pero todo no pasa por que sus manos lejos están de las mías y son todo lo que quiero que pase, pero no pasará, aunque anhelo que eso pase...mientras tanto seguiré jugando a ciclear entre nubes de algodón.