Insecto


No se va,
camina conmigo,
va hasta donde no quiero,
llega lejos,
me tiene ensartado,
entre sus piernas,
entre sus ideas,
entre sus sueños....

no me acaricia,
no hay besos,
no hay palabras de aliento,
solamente viejos asientos.

Y me desvelo pensando,
despierto a media noche,
sin luz y demasiado quieto.

Sigo esperando,
y el tiempo se acaba,
se reduce la esfera,
se achica el sendero,
se eleva el desfiladero,
el oxígeno escasea,
aves oscuras,
heladas callejuelas,
y yo esperando...
al mismo tiempo.

la neblina corre,
el sol sube y cae,
otra estrella,
otra silueta,
de día y de noche,
y yo lejos.

Y si me voy,
igual habrá llanto,
todos y su ego,
inventando apariencias,
demonios,
caretas,
fantasmas,
sombras...
Armadas como legos.

otro día,
sin dulces,
ni sal,
solo hiel,
no hay flores,
espinas,
primaveras,
tormentas,
agujeros,
gritos,
uñas sucias...
Y miedo.

Tiempo sin reloj,
mil años y la misma poesía,
el dolor,
el flagelo,
sin bromas,
ni sonrisas,
solamente mi alma,
sin amaneceres,
ni atardeceres,
sin fiestas,
sin lentejuelas,
ni María..
Ni fuego.

Suspendido,
entre margaritas,
una vieja mac,
y a mi espalda,
el paraíso,
congelado,
entre libélulas,
estampadas en el hielo.

y el anhelo de mañana,
una nueva esperanza,
con el sol danzando,
con el suelo duro...
belleza con azabache,
Que se muere lento.

En los sueños siempre me encuentro...
No hay otra puerta abierta,
los ojos cerrados, mi fe
Y yo suspendido en el viento,
Petrificado en el tiempo.

el ámbar atrapando un gigante insecto.




Sequía

En los días más soleados, la cárcel se hace más densa, solamente al oler la mañana el futuro se va de las manos, caído, levantado o drogado, las luces son extenuantes mientras la oscuridad se apodera del lugar, este sitio al cual no puedo llamar hogar es una mezcla entre purgatorio, iglesia barroca abandonada y circo romano.

Un bicho sube por el barrote oxidado de mi habitación y se que es la mejor señal de vida que puedo recibir en meses, después de un abandono espacial.

Te recuerdo siempre, especialmente en aquellas noches en las que mi cuerpo se eleva de mi cama, cuando del susto me elevó a colgarme de tus ojos, me lleva a otra dimensión, me levanto lleno de sudor, debajo de mis ojos tu cabellera ya inunda mi piel.

Tu tierno y frágil cuerpo deambula con miedo de que un día tu cerebro pegado en mil pedazos termine quebrándose cual iceberg en verano.

Me parezco tanto a la niebla espesa de esta ciudad, mis deseos por beberte es de la misma dimensión que la sed en tiempos de sequía.