La máquina no deja de trabajar,
no tiene miedo a desfallecer,
el humo asfixia a la libertad,
gritas con angustia,
exclamas albedrío,
la máquina no escucha,
erupción en tu rostro,
un gran cráter emana fuego constante,
tus espíritu suplica emancipación,
la cárcel agudiza los sentidos,
el amor afiladas sus tijeras,
los meses se consumen en esta habitación,
la máquina sujeta fuerte a la voluntad,
eres aspirante a la felicidad,
a la máquina no le interesa nada más,
tu independencia ya no tiene salvación,
mis zapatos parchados siguen en su marcha,
un viejo corazón resiste el dolor,
un amor del tamaño del everest sucumbe con tu ausencia,
el tiempo aniquila el oxigeno,
tus trenzas negras volando con el viento es sueño pueril,
yo era un ángel enamorado,
sin alas,
bohemio,
poeta,
loco...
loco por tus ojos,
tus manos de seda,
tu bendita piel,
tus besos aunque duelan.
Maldita máquina que no se termina de averiar para iniciar la incineración de esta pasión mortal.
Ángel para un final.
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