Los árboles se alzan las faldas,
para que podamos seguir amándonos,
los insectos preparan el concierto aferrados a las hojas,
el ruiseñor alista su siringe,
la hila su saco vocal,
como la raíz a la tierra,
como el pez al anzuelo,
clavo mis dedos como la raíz de la chonta,
tu largo cabello negro mojan las hojas secas del suelo,
mientras me acerco a tu vestido blanco el aroma del papangu aplasta el aerosol,
las dos fosas nasales aspiran toda su fragancia natural,
hasta desfallecer de tanta relajación,
se contamina la sangre del dulce virus del deseo,
las nubes corren para dejarnos el cielo azul,
el lodo atrapa nuestros pies,
el tibio aliento de tu boca es neblina en el aire,
tu piel delicada es arte en esta selva,
como arte es tu saliva en mi boca,
las lianas suben hasta el tope del dosel arbóreo,
las ramas son brazos que sostienen mi amor por ti,
de fondo blancas cabelleras de agua descienden con fuerza hasta nuestra laguna,
la oropéndola nos suelta pétalos de flores exóticas desde el aire,
estamos solos en este verde mar,
¡solos!, ¡solos!, ¡no hay nadie contaminándonos!,
las orquídeas adornan nuestro encuentro eléctrico,
los helechos gigantes esconden nuestros miedos,
miles de escarabajos adornan nuestras cabezas,
las gigantes mariposas azules bordean tus ojos negros,
las mantis religiosas cortan todos tus fobias,
los besos son caimitos maduros,
los abrazos son matapalos sin espinas,
ahora me acerco a ti en cámara lenta,
mi lengua sale de mi boca moja el labio inferior luego moja el superior,
estoy listo para rozar tus labios como el colibrí a la flor,
me alejo de ti con mis alas solo un poco, solo para tomar fuerza,
y ahora empiezo y mi vida retumba nuevamente,
mi selva se pinta de colores LSD,
y mi cerebro funciona a medias ahora,
en este coma de amor entiendo que nada de esto fue al azar,
todos en esta selva nos conectamos a ti,
eres la fuerza matriz de la vida,
las piernas largas de las palmas caminan disimulando para no interrumpir nuestra loca germinación,
llegó la hora de mojar nuestros cuerpos,
ahora volamos dentro del agua,
nos encontramos para el siguiente beso transparente,
para finalmente morir tocando el violín de tu fina cintura de cedro.