Podríamos envolvernos en el humo y el fuego,
Perdernos en la ciudad de la niebla,
Pudiéramos ver delfines y jaguares frente al mar,
Pudiéramos besarnos en todos los cines sin parar,
y abrazarnos en el Café del Cielo,
y acariciarnos en la Laguna Azul,
Pudiéramos bailar pegados hasta el elixir de la noche,
¿¡pudiéramos¡?, ¿¡pudiéramos¡? pero ya no, no!
porque!, porque maldita sea te moriste!
y contigo yo también en esa tarde mortal