La mano de mi abuelita me lleva entre al aguacero,
hasta una ciudad distinta, donde se vivió sin miedo.
Sin rejas en las ventanas, sicarios o pordioseros,
ni arañas haciendo nidos en nuestra ilusión y sueños.
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Mi lluvia favorita
Son estos días grises, donde la lluvia tenue no para, las 24 horas del día el agua incesantemente cae mojando todo sin piedad, no es un torrencial aguacero, es aquella fina lluvia como el filo de un estilete, parece inocente y tierna pero no se confundan es salvaje, se mete por los poros, se cuela de tus huesos, aumenta el caudal de manera traicionera, los ríos se desbordan, las montañas se derrumban, grandes árboles son arrastrados por la corriente, el sol le tiene miedo, el calor no es buen amigo, el agua acumulada en el cuerpo da soroche, está es mi lluvia favorita, tiernamente exótica, tiernamente brutal. Tenuemente hermosa.
Crónica de la lluvia a las 07H00
La lluvia es el canto de esta mañana en Puyo (nube en kichwa), los niños, niñas, hombres y mujeres corren apresurados para protegerse del agua, son las 07H00 de la mañana y la ciudad se moja toda, los taxis cruzan apresurados por las esquinas llenos de clientes, las llantas de los vehículos chocan contra las micro lagunas de agua del pavimento creando olas de agua que bañan al primer despistado en la acera, mientras tanto las sirenas de las escuelas indican que el tiempo de ingreso ha terminado y que las puertas están a punto de cerrarse.
El frenesí llega al éxtasis, los últimos saltos en los charcos, los zapatos llenos de agua por dentro, el último esfuerzo para llegar a la puerta de la escuela, la hermana mayor carga la mochila rosa de ruedas de su hermana y aceleran el paso, el padre con paraguas y de la mano de su hija llega antes de que se cierre la puerta, las busetas escolares frenan a raya frente a la escuela y del interior salen a velocidad decenas de niños controlados por el tiempo.
Esta lluvia tenue que cae, saben todos en la ciudad, que es señal que lloverá todo el día.
El saludo cambia en las calles ahora todos al encontrarse dicen: "Por qué llora pues vecina" el receptor responde: "Usted ha llorado toda la noche vecina por eso ha llovido", relacionamos la lluvia con la tristeza, las gotas del agua con nuestras lágrimas, justificando al clima nuestras penas y desencantos, sin saber que la la pertinaz lluvia tropical que cae en Puyo regularmente es solamente fiesta y felicidad para la selva y los animales.
Los Alcaldes Ogros
Había una vez un pueblo lleno de niebla y lluvia, pintoresco pueblo gobernado por ogros que odiaban a los gigantes moretes (palmas), se molestaban con ellos porque eran más grandes que ellos y no precisamente en estatura.
Un día decidieron declararles la guerra, así fue como terminaron por talar a todas las gigantes palmas de morete del pueblo, un día les tocó el turno a las palmas de la entrada del Parque Acuático, tal vez las últimas que quedaban, dicen que la tala fue hecha con permiso del tenebroso Ministerio del Ambiente. En esta historia no tienen la culpa los alcaldes (ogros), sino quienes les eligen. FIN
Día tres
Lluvia que rejuvenece, sudor que desintoxica, comida que sana, selva que respiro, calles mojadas por donde corro, mezcla ideal, vivir como si fuera el último día nuestra vida.
Puka Jaguar
Puka Jaguar fue sepultado sin su voluntad hoy a las tres y quince, bajo las faldas del Volcán Tungurahua en la Parroquia El Altar provincia de Chimborazo, bajo una pertinaz lluvia inusual, lluvia traída desde Puyo, lluvia que pregona que sus restos un día se convertirán en lava y serán expulsados por su cráter hasta llegar a Puyo, para en forma de cenizas estar junto a su amada Warmi. Así de rebelde e indomable era mi amigo Hugo Medina.
La lluvia y el amor
Cae como siempre una lluvia torrencial en Puyo, pero algo rompe la monotonía del centro de la ciudad, una pareja de amantes se baña bajo el chorro de agua que cae de un tubo blanco improvisado de un techo a medio andar, a ellos no les importa que la gente comente o se pare ruborizada a cuestionar su felicidad, yo debajo de mi paraguas miró extasiado la escena, confirmando que el amor si existe, especialmente si es bajo la lluvia tibia de mi ciudad. La lluvia de Puyo es más romántica que la que cae en los Campos Elíseos rumbo al Arco del Triunfo en París.
La lluvia de mi infancia
De niño aprendí a disfrutar de la lluvia, eran esos días en que no le tenía miedo a mojarme ni ser feliz, aprendía a jugar pelota bajo un pertinaz aguacero en el Complejo Libertad, a nadar en el río Puyo con las gotas gruesas cayendo encima de mi cabeza, aprendí a caerme en la arena de kilo y levantarme mil veces para seguir jugando, aprendí a volver cansado a casa de mis abuelos para bañarme, comer y rezar con la abuela, aprendí a terminar el día acurrucandome en la cama de Doña Georgina, relajandome con la tierna música de la lluvia que golpeaba sobre el zinc de su gran casa de madera asentada a una orilla de la empedrada calle de la Ceslao Marín.
The Rainy Kingdom
Lluvia de enero a diciembre, nos levantan las dulces melodías que ingresan por la ventana, no solamente son las bandadas de oropéndolas, también es el sol que nace al este de la selva de montaña, desde donde nacen todos los ríos cascadas y lagunas que por ahora vuelan por el cielo de la selva
Se escuchan a lo lejos en medio del humo de una wasi cantos y ritos de purificación y sanación de los hijos del bosque, son sueños ancestrales de este inmenso jardín de tucanes.
Sólo quien logra entender el paraíso donde vivimos, nunca vuelve a ser igual, por que no todo el mundo tiene el privilegio de nadar en fuentes cristalinas de agua dulce, no todos tienen el privilegio de ser vecino de delfines rosados y gigantes anacondas.
Se escucha a lo lejos cientos de pies golpeando la tierra al ritmo del tambor hecho de piel de kishkillu, mientras todos beben la bebida sagrada de Amazanga.
Los que se sientan en las piedras a orillas del río, disfrutan de las picadas de diminutos peces que se deleitan al comer la piel muerta de sus pies desnudos.
Los martines pescadores vuelan a ras del río nublado.
Las semillas de moretes caen sobre la cabeza de las guantas, guatusas y guatines.
No todo el mundo tiene el privilegio de acurrucarse en una hamaca frente al paraíso.
No todos tienen el privilegio de tener como ducha una cascada que baja de los Llanganates.
Se escucha a lo lejos las semillas haciendo música, son los tobillos de las Nuas bailando sin cesar.
Sólo quién logra entender el paraíso donde vivimos, vuelve siempre a visitarnos.
Yuca, papa china, chontaduro, guayabas yacen en el medio del suelo.
Se escucha a lo lejos las sonrisas de los churis y ushuis corriendo libres por la selva, son los herederos de este inmenso pulmón de la humanidad.
Lluvia de enero a diciembre, nos acostamos a dormir con los cantos suaves y agresivos del agua en el techo, no solamente son los insectos y aves que exhiben sus cantos nocturnos, son también los espíritus de la selva; Amazanga, Juri Juri, Sacha Runa.
¡Este es el Reino de la Lluvia, Rainy Kigdom, bienvenidos!
La lluvia de la Madre Selva
Al cerrar los ojos exhaló el cálido aire que me rodea, dejó que las primeras gotas del aguacero caigan en mi cara, siento un placer indescriptible al escuchar a los grillos cantar y al agua chocar contra la piedra, cierro los ojos por qué puedo así sentir mi espíritu regocijarse de éxtasis al saber que se siente bien estar en la selva.
No exagero al afirmar que este es el mejor lugar para un poeta, pero también lo es para el cansado trabajador. La pausa es vida, parar es importante para el alma, la demente carrera por ser alguien en el mundo nos corta la meta más alta: ser feliz, la felicidad no está en los placeres que ofrece el mundo, la felicidad está en encontrar la paz. Esa paz que encuentro siempre en la lluvia de la Madre Selva.
Lluvia con aroma de orquídeas
Está es la ciudad donde me gusta vivir, no tiene grandes centros comerciales, ni autopistas, ni metro, ni pistas de hielo, ni Mac Donald's, ni rascacielos ; pero tiene una inmensa selva por descubrir, las mejores noches estrelladas, ríos donde ir a nadar, delicias que degustar (Mercado de los Plátanos), gente sencilla con quién siempre puedo conversar y la lluvia casi diaria con aroma de orquídeas que me encanta disfrutar.
Puyo ciudad neblina en medio de la selva a dónde siempre quiero regresar.