Ese sonido intercalado entre el bajo, la guitarra y esa dulce voz,
es una lluvia de misiles cargados de recuerdos,
misiles que nos despierta por que son el rocío de una selva pasada,
entre cráteres llenos de lava de silencios,
entre la espesa humedad de las paredes,
entre la luna y la tibia noche,
entre la nueva calle y el parlante golpeando mis caderas,
entre el sutil vuelo de los pies por el beso consumido,
entre el helado lúpulo en mi vientre,
entre los labios más dulces de la selva,
entre dos ríos amantes,
entre el compas de una ciudad tercermundista,
busco desesperado los pasos,
busco las frases en prosa,
y esa canción despiadada de Zoe como música de fondo,
Luna no me abandones, exclama el cantante,
esta cuna ya fue mecida por quién daba todo,
quién amaba a este triste poeta lleno de temores,
ese sonido y esos misiles, es todo lo que hoy queda.
Misiles de recuerdos,
misiles que hieren,
misiles de fotos,
misiles, misiles...