Carta a Diego

Eres un chico especial, 

super divertido,

te encanta el reggae,

bailar sin ritmo pero en frenesí,

te encanta el agua,

amas a la gente humilde,

eres muy creativo,

eres lindo,

generoso,

lleno de ideales,

te gusta la naturaleza,

las chicas sin estilo,

tienes tantas cualidades,

te hace falta amarte más,

cuidar de tí,

volver a ser luz,

amarte primero a tí,

luego al mundo,

yo se que mucha gente te ha hecho daño,

pero si algo te diferencia entre la multitud,

es tu capacidad de levantarte,

de recargarte de esperanza,

admiro tu tenacidad,

eres difícil de derrotar,

amas a Dios y lo sabes,

eres capaz de cualquier cosa y también lo sabes,

con coraje ocupa el lugar que el mundo destino para tí.



Duele

 Dos palabras y el corazón es triturado,

luego viene el llanto varonil.

ese que se detiene de un solo golpe,

no enseñaron a ser fuertes,

los hombres no lloran,

son de piedra, 

vikingos sin sentimientos.


La gente destruye imperios,

una solo palabra y el mundo se acaba,

cuando te lastiman,

la herida viva sigue su curso,

infectarse y causar más dolor.


Yo estoy como ese piano de los noventa,

yo estoy con ganas de ella,

la doncella,

de ella la vida excitante,

de ella los besos alucinógenos,

de ella la belleza objetiva,

de ella ya no espero nada...

aún así duele...


Carta para Tamia

Si la lluvia de Puyo tuviera edad,

¿Cuántos años tendría?,
yo digo que los años de un adolescente,
porque es donde germina la rebeldía,
o la de un bebé curioso y feliz de la vida,
pero hay lluvia también que se parece a la lenta agonía,
como que los años ya pesan y el agua cae lenta como letanía,

Hay lluvia que es agresiva y salvaje como el ímpetu del joven amante aprovechando las pocas horas con su pareja antes de que acabe el día.

Hay lluvia que es como la infancia,

alegría como la tibia garúa que permanece presente hasta que muera el día.

Hay lluvia intensa que termina enseguida, como el furtivo beso robado de una mujer al que no es el hombre de su vida.

La lluvia se parece a los sueños que se escapan por la rendija de una ventana y que caen finalmente desbordados en una alcantarilla.

La lluvia también se parece a una triste película que transcurre en medio de una implacable pandemia que no termina.

La lluvia son lágrimas recogidas para ser transformadas en semillas.

La lluvia es vida y muerte caminando juntas de la mano en un periplo del cual ninguna se separa hasta que haya muerte o de ella resurja la vida.

 

Diego Escobar