Vivo en una fría cama de cemento, tres veces ha dado la vuelta el mundo, mientras he estado aquí, yo sigo quieto sin moverme, mi luz es el espanto, los músculos de la cara están tiesos del frío espiritual, mis ojos temen ver al sol, muchas lunas he visto caer, mientras la piel se marchita como la flor silvestre, las ráfagas de miedo disparan con crueldad por mi cabeza y mis ganas son inválidos arrastrándose por el suelo.
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